La
partitura original de la Sinfonía Incompleta,
de Franz Schubert, estuvo traspapelada durante un tiempo, antes
de ser publicada, en el desván de la casa de un hermano
suyo. Nos causa escalofrío pensar que, un día
de invierno, alguien hubiera usado ese fajo de papeles para
encender la estufa. Una obra genial hubiera sido reducida
a mero medio para solucionar un problema pasajero y se hubiera
perdido para siempre.
Conviene sobremanera percatarse de la condición siniestra
del reduccionismo(*),
la tendencia a rebajar de rango las realidades superiores:
personas, instituciones, obras culturales, valores de todo orden...
Para advertir rápidamente en cada caso que se está
cometiendo una reducción ilegítima del
valor de un ser o de un acontecimiento, debemos estar preparados
para captar los diversos modos de realidad que éstos
integran y concederles el rango debido.
Tal preparación sólo se consigue mediante una
ejercitación lenta y cuidadosa, que nos afine la sensibilidad
para advertir al vuelo en cada momento si una realidad es vista
como objeto o como ámbito, y si es expresada de modo
adecuado a su condición.
Para ir procurándonos esa preparación, haremos
seguidamente varias experiencias sugeridas por algunos textos
literarios. Es la via óptima para iniciarnos en la práctica
del pensamiento riguroso, que es pensamiento integrador,
contrario a todo tipo de reduccionismo.
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