Programa de Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación
(P.N.T.I.C.)
 

Unidad 2 ª: Importancia del descubrimiento de los distintos niveles o modos de realidad.

8. La vecindad espiritual debe ser creada

La añoranza de los planos de realidad y los modos de vida inferiores a los que son propios de la persona humana impide a los hombres crear auténticas relaciones de encuentro y conservar la autonomía que le es propia. Lo han subrayado enérgicamente los pensadores existenciales: Gabriel Marcel, Karl Jaspers y Martin Heidegger. Este comenzó su conferencia sobre «La cosa» con estas enérgicas preguntas:

«El apresurado anular las distancias no trae cercanía, pues la cercanía no consiste en una pequeña medida de distancia. Pequeña distancia no es ya cercanía. Gran distancia no es todavía lejanía. ¿Qué es la cercanía si, no obstante la reducción al mínimo de las mayores distancias, permanece ausente? ¿Cómo puede ser que con el desplazamiento de las grandes distancias todo siga lo mismo de lejano y de cercano? Todo queda asumido en una amorfa indistinción. Pero ¿no es acaso este aplastamiento en la indistinción más temible que la escisión de todas las cosas entre sí?»11.

La expresión «anular las distancias» la entiende el autor en sentido físico, pero el vocablo «cercanía» lo utiliza en sentido ambital, lúdico-creador, como una relación de vecindad espiritual o encuentro. Por eso añade que una «pequeña distancia no es ya cercanía» y una «gran distancia no es todavía lejanía».

Para entender este vibrante texto, debemos oscilar constantemente del nivel físico al ambital o lúdico, es decir: al nivel donde se da el juego creador entre personas. Estar presente a una persona, y, en grado todavía mayor, encontrarse con ella supera el mero anular las distancias físicas; implica positivamente crear vínculos, entreverando el propio ámbito de vida con el suyo y creando un campo de juego común.

Si dos personas permanecen alejadas, no se van al encuentro e imposibilitan de raíz la fundación de lazos de convivencia. Si se acercan demasiado y se empastan la una con la otra, pierden su identidad personal, su independencia, su capacidad de dar y de recibir. Se anulan, para dar lugar a una pasta amorfa, como dos trozos de cera que se fusionan y quedan empastados «en una amorfa indistinción».

En el nivel físico, la unión de fusión o empastamiento es perfecta. En el nivel personal, anula toda posibilidad de unión auténtica. El único modo de vincularse en una relación de encuentro las personas, que integran diversos planos de realidad -entre ellos, el sensible material y el espiritual-, es situarse cerca a cierta distancia, conjugar la inmediatez con la distancia y generar una forma de presencia12.

Estas consideraciones nos permitirán, a lo largo del curso, comprender a fondo múltiples pasajes de obras literarias.

11 Cf. Vorträge und Aufsätze, Neske, Pfullingen, 1959, p. 163.
12 La vinculación de una forma de inmediatez y una de distancia da lugar a un modo peculiar de presencia. Al cambiar las formas de inmediatez y de distancia que entran en relación, se obtienen modos distintos de presencia. En mi obra El triángulo hermenéutico (BAC, Madrid 1971, págs. 59-111) describo 16 modos distintos de presencia, que se obtienen al conjugar 16 formas diferentes de inmediatez y distancia.

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