Las
obras literarias no describen meros hechos sino acontecimientos
vividos por las personas y las sociedades. De ahí
la necesidad ineludible de conocer a fondo lo que implica cada
acontecimiento si queremos descubrir el alcance de dichas obras.
¿Qué significa exactamente dictar sentencia,
proclamar la palabra en una asamblea litúrgica, proclamar
un Presidente electo? La mejor preparación
para interpretar adecuadamente la literatura es ahondar en estas
cuestiones y otras afines.
1. Un juez pronuncia una frase serenamente, y una persona es
condenada a cierta pena, incluso a veces la capital. El protagonista
de la obra de Albert Camus El extranjero no entiende
cómo unas palabras normales, que se las lleva el viento
-como suele decirse-, pueden condenarle a ser ajusticiado en
público a los pocos días. Es lógico que
no pudiera explicarlo porque se movió toda la vida en
nivel de objetos, no de ámbitos12.
En el momento del juicio, todas las personas son vistas como
ámbitos. El juez encarna el ámbito de la sociedad,
y habla en nombre de ella. El reo es considerado como un centro
de iniciativa que abarca cierto campo en la sociedad y ejerce
un influjo nocivo. Estos dos ámbitos -el del pueblo,
encarnado en el juez, y el del reo- se interfieren colisionalmente.
Esa colisión y la necesidad de evitarla en el futuro
es manifestada expresamente por las palabras del juez, que no
se reducen a medio comunicativo de un contenido. Expresan algo
directamente: «El reo es condenado a tal o cual pena...»
Pero, además de medio expresivo, son la plasmación
sensible de un choque de ámbitos. Por eso poseen
tanta eficacia.
2.
Cuando alguien se incorpora a una institución -familia,
centro escolar, Iglesia, club deportivo, partido político...-,
lo hace en condición de persona -ser abierto a
la comunidad, por tanto "ámbito"-, no de mero
individuo. Esto implica el deber de comportarse como
centro de iniciativa, no como un peso muerto, y el derecho
a tener libertad
de acción.
Si
esto es así, proclamar una doctrina ante personas
que pertenecen a una misma institución no se reduce a
comunicar algo. Supera el mero leer. Equivale a manifestar la
adhesión propia al ámbito de vida que implica
aquello que se transmite. A la inversa, oír proclamar
una doctrina supera el mero hacerse cargo de ella mediante la
lectura privada. Supone verse instado a participar en
el ámbito de vida en el que se halla inmerso quien da
el mensaje. Toda proclamación tiene por meta el entreveramiento
de dos o más ámbitos de vida.
3.
Se celebran elecciones generales. La nación se polariza
en torno a diversos grupos políticos que luchan acerbamente.
Y llega el momento de proclamar al presidente electo. El Ministro
de Justicia representa al pueblo entero. El Presidente electo
es el cabeza visible del partido vencedor. Cuando jura
su cargo ante el ministro, el campo que abarcaba hasta ahora
se amplía. Su condición de ámbito de realidad
gana un alcance superior: pasa a ser representante de todo
el pueblo. El ministro puede no ser correligionario del
presidente electo. Pero en este momento no actúa como
hombre de partido, sino de representante del pueblo. Tampoco
el presidente ha de comportarse en adelante como jefe del partido
que lo elevó al triunfo. Su ámbito de vida
será distinto: implicará
el conjunto
de fuerzas directivas de la nación.
El
acto de proclamación, en el que se declara a tal persona
presidente, significa el entreveramiento del ámbito del
pueblo, con todo cuanto implica -incluso las luchas políticas-,
y el presidente como cabeza visible de un equipo gobernante,
visto como un ámbito de posibilidades directivas en todos
los aspectos de la gestión pública13.
12
Cf. O. cit., Alianza Editorial, Madrid 1971; L'étranger,
Gallimard, Paris 1957. Un comentario amplio de esta obra puede
verse en mi Estética de la creatividad, Rialp,
Madrid 1998, cap. 33.
13
Más precisiones sobre estos temas y otros semejantes
-la inauguración de una red vial, la adopción
de un estilo artístico, el sentido de los hoteles, castillos,
tiendas, etc.- se hallan en mis obras: Estética de
la creatividad, 2ª y 3ª Parte; El arte de pensar
con rigor y vivir de forma creativa, págs. 163-185.
 
|