1º)
Martin Buber, filósofo hebreo que destacó la importancia
del diálogo y la relación yo-tú,
afirmó con toda energía que «la vida
del hombre es encuentro», y «o es encuentro o no es
nada»30.
¿En qué plano de la realidad no es nada? ¿Por
qué se asfixia el hombre cuando se recluye egoístamente
en sí mismo?
2º)
En el campo de exterminio de Auschwitz, el psicólogo
Viktor Frankl -fundador de la Logoterapia- hizo la experiencia
de lo que puede significar una relación de amor para
superar una situación límite. Su relato lleva
por título: «Cuando a uno ya no le queda nada».
Leámoslo a la luz de la teoría del encuentro expuesta
en esta lección:
V.
Frankl, 1905-1997
«Mientras
andamos kilómetros y kilómetros a trompicones,
chapoteamos en la nieve y resbalamos donde hay hielo, ayudándonos
unos a otros a levantarnos y seguir tirando, no se pronuncia
una sola palabra, pero sabemos que en ese momento cada uno
de nosotros piensa sólo en su mujer. De cuando en cuando
miro hacia el cielo donde palidecen las estrellas, o hacia
allá al fondo donde, tras una muralla de nubes sombrías,
se abre paso la aurora. Pero mi espíritu está
ahora lleno de la imagen de mi mujer, imagen que él
retiene con una fantasía tan viva como nunca había
conocido en mi vida normal. Yo sostengo diálogos con
mi mujer. La oigo que me responde, la veo sonreír,
veo su mirada que me anima y alienta, y -corporalmente o no-
su mirada brilla ahora más que el sol que está
naciendo. De pronto un pensamiento me estremece: por primera
vez experimento la verdad de lo que tantos pensadores nos
han transmitido como fruto de su sabiduría vital y
tantos poetas han cantado; la verdad de que el amor es, en
cierto modo, lo último y lo más alto a que puede
elevarse el ser humano. Ahora comprendo el sentido de lo último
y lo más extraordinario que puede proclamar la poesía
y el pensamiento y... la fe: ¡La redención por
el amor y en el amor! Comprendo que el hombre cuando ya nada
le queda en este mundo puede ser feliz -aunque sólo
en ciertos instantes- si se entrega interiormente a la imagen
de su ser querido. En la situación más triste
que se pueda pensar, en la situación en la cual la
única actividad posible sólo puede consistir
en sufrir con dignidad y gallardía, en tal situación
el hombre puede realizarse en la contemplación amorosa,
mirando la imagen espiritual del ser querido que guarda en
su interior».
«¡Yo
no sé siquiera si mi mujer vive! Pero sé una
cosa, la aprendí ahora: el amor no se refiere sólo
a la existencia corporal de un ser; se refiere, sobre todo,
al ser espiritual del ser amado (...). Por eso su existencia
concreta y corpórea, su estar aquí conmigo,
su estar con vida en cierto modo no es lo decisivo. (...)
A mi amor, a mi recuerdo amoroso, a la mirada amorosa de su
imagen espiritual todo esto no puede afectarle.(...) En este
momento sé bien la verdad que contienen estas frases:
´Ponme como un sello sobre tu corazón... Pues
el amor es tan fuerte como la muerte' »31
.
¿En
qué nivel de la realidad sitúa Frankl el amor
conyugal? ¿Se trata de un auténtico encuentro
amoroso? ¿Cómo es posible que el mero recuerdo
de la persona amada le infunda energía espiritual en
una situación tan adversa? ¿Qué significa
exactamente «recordar»?
3º)
Uno de los pasajes más emotivos de La perla, de
J. Steinbeck, es el que nos describe que Coyotito, el bebé
de la humilde familia protagonista, fué picado por un
escorpión. Los padres se pusieron en camino hacia la
lejana casa del médico. Por el camino se le unieron todos
los vecinos, incluso los mendigos. Pero, por carecer los padres
de dinero, el bebé no fue atendido:
«
- ¿Tenéis dinero para pagar el tratamiento?
Ahora
Kino buscó en algún lugar secreto, debajo de
su manta. Sacó un papel doblado muchas veces. Pliegue
a pliegue, fue abriéndolo hasta dejar a la vista ocho
pequeños aljófares deformados, unas perlas feas
y grises como úlceras, aplanadas y casi sin valor.
El criado cogió el papel y volvió a cerrar la
puerta, pero esta vez no tardó. Abrió la puerta
apenas lo justo para devolver el papel.
-
El doctor ha salido -dijo-. Le han llamado por un caso muy
grave - y se apresuró a cerrar, lleno de vergüenza.
Y
entonces una ola de vergüenza recorrió la procesión
entera. Todos se dispersaron. Los mendigos regresaron a la
escalinata de la iglesia, los rezagados huyeron y los vecinos
se marcharon para no presenciar la pública humillación
de Kino.
Durante
un largo rato, Kino permaneció ante la puerta, con
Juana a su lado. Lentamente, volvió a ponerse el sombrero
de suplicante. Entonces, sin previo aviso, dio un fuerte golpe
en la puerta con el puño cerrado. Bajó los ojos
para mirar con asombro sus nudillos rajados y la sangre que
caía por entre sus dedos»32.
¿En
qué plano de la realidad situaba este médico su
vida personal?
¿Practicó
algún tipo de reduccionismo?
¿Qué
tipo de «vergüenza» sintió primero el
criado y después los vecinos que acompañaban a
Kino y su familia?
¿Por
qué la escena narrada está teñida de tristeza?
¿De
qué ruptura son imagen los «nudillos rajados»
de Kino?
4º)
El proceso de encuentro o de «éxtasis» suscita
sentimientos de alegría o gozo. El gran pensador francés
Henri Bergson supo destacar bellamente en su obra La energía
espiritual la relación que existe entre la alegría
y la conciencia de estar desarrollándose mediante
el ejercicio de la creatividad:
«Los
filósofos que han especulado sobre la significación
de la vida y sobre el destino del hombre no han notado lo
suficiente que la naturaleza se ha tomado el cuidado de instruirnos
ella misma sobre ello. Con un signo preciso nos advierte que
nuestra meta ha sido lograda. Este signo es la alegría.
Digo la alegría y no el placer. El placer no es más
que un artificio imaginado por la naturaleza para obtener
del ser viviente la conservación de la vida; no indica
la dirección en la que la vida está lanzada.
Pero la alegría anuncia siempre que la vida ha triunfado,
que ha ganado terreno, que ha reportado una victoria: toda
gran alegría tiene un acento triunfal.
Ahora
bien, si tenemos en cuenta esta indicación y seguimos
esta línea de investigación basada en la experiencia,
encontramos que siempre que hay alegría hay creación:
cuanto más rica es la creación, más profunda
es la alegría.
(...)
Si, pues, en todos los campos el triunfo de la vida es la
creación, ¿no debemos suponer que la vida humana
tiene su razón de ser en una creación que puede,
a diferencia de la del artista y el sabio, proseguirse en
todo momento en todos los hombres: la creación de sí
mismo por sí mismo, el acrecentamiento de la personalidad
por un esfuerzo que saca mucho de poco, algo de nada, y añade
siempre algo a lo que había de riqueza en el mundo?»33.
¿En
qué nivel de realidad se da el sentimiento de alegría?
¿Y el de placer?
¿Qué
tipo de triunfo experimenta la vida en el encuentro? O lo que
es igual: ¿Qué modo de creatividad ejercitan los
seres humanos al encontrarse en sentido riguroso?
Esta creatividad ¿es sólo privilegio de unos pocos?
30
Cf. Yo y tú, Caparrós, Madrid 1995, 2ª
ed., p. 8; Ich und Du, en Die Schriften über
das dialogische Prinzip, L. Schneider, Heidelberg, 1954,
p. 8.
31
Cf. Der Mensch vor der Frage nach dem Sinn, Piper,
Munich 1989, 7ª ed., págs. 168-170. La edición
española (El hombre en busca de sentido, Herder,
Barcelona 1988, 9ª ed.) responde a una obra distinta, publicada
por Frankl en alemán con el título Ein Psychologe
erlebt das Konzentrationslager.
32
Cf. O. cit., Edhasa, Barcelona 1993, p. 26.
33
Cf.
L´énergie spirituelle, PUF, París 1944,
32ª ed., págs. 23-24. Este texto, un tanto ampliado,
se halla reproducido en mi obra Vértigo y éxtasis.
Bases para una vida creativa, PPC, Madrid 1987, págs.
393-395.
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