Programa de Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación
(P.N.T.I.C.)
 

Unidad 4ª: El encuentro y el descubrimiento de los valores

4. La forma modélica de encuentro se da entre personas

Por ser ámbitos de rango superior, las personas no sólo son capaces de ofrecer posibilidades y asumir las que les son presentadas; pueden ser apeladas y responder a la apelación, y con tal respuesta apelar a su vez a quien las apeló. Apelar significa invitar a asumir un valor y realizarlo en la propia vida. Responder implica acoger ese valor como propio. Esta aceptación puede hacerse de tal forma que suponga, a su vez, una apelación a quien hizo la primera. Te invito a oír una interpretación de una obra musical. Tú aceptas, y luego me sugieres que la comparemos con otra. Tu aceptación no es pasiva sino activa, porque haces tuya mi proposición, pero incluso tomas iniciativa y completas mi sugerencia.

Entre personas abiertas a la vida creativa, el entreveramiento de sus ámbitos -o campos de posibilidades- es más intenso y fecundo que entre una persona y un ámbito infrapersonal, o entre dos ámbitos infrapersonales. Pero esta fecundidad no es automática: ha de ser comprada a un alto precio, pues toda forma de entreveramiento creador supera con mucho la mera relación de vecindad y supone la decisión y el esfuerzo de crear un modo de unidad muy valioso. De hecho, hay personas que viven en común toda la vida y no se encuentran, rigurosamente hablando, ni una sola vez. Alguien puede pasar a diario por delante de un edificio estéticamente valioso y no encontrarse nunca con él, en sentido estricto. Esa falta de encuentro responde, en ambos casos, al hecho de que no se ha convertido la vecindad en colaboración o entreveramiento de ámbitos.

Santiago, el anciano pescador que protagoniza El viejo y el mar, de E. Hemingway, muestra un sentimiento de afecto fraternal hacia los seres que le rodean en alta mar, pues los ve más como ámbitos que como objetos.

 

Ernst Hemingway 1899-1961

El mar se le presenta como un gran campo de posibilidades y de encuentro, armónico o colisional. Por eso no se siente solo: considera a los peces y los pájaros como seres dotados de poder de iniciativa y de cierta «personalidad», y se dirige a ellos y les cuenta sus cuitas como si pudieran comprenderle y responderle.

«¿Cómo te sientes, pez? -preguntó en voz alta-. Yo me siento bien y mi mano izquierda está mejor y tengo comida para una noche y un día. Sigue tirando del bote, pez»13.

Se siente amigo de los peces, estima su energía y su belleza y reconoce sus derechos:

«El pez es también mi amigo -dijo en voz alta-. Jamás he visto un pez así, ni oído hablar de él. Pero tengo que matarlo»14. «Me estás matando, pez, pensó el viejo. Pero tienes derecho a ello. Hermano, jamás he visto cosa más grande, ni más hermosa, ni más tranquila ni más noble que tú. Ven y mátame. No me importa quién mate a quién»15.

A pesar de esta relación amistosa con los seres de su entorno, el pescador llegó a sentirse fatigado, «cansado por dentro», y echó de menos al muchacho amigo a quien había enseñado a pescar:

« 'Ojalá estuviera aquí el muchacho. Para ayudarme y para que viera esto', exclamó cuando se percató de lo grande y hermoso que era el pez». «Nadie debiera estar solo en su vejez. Pero es inevitable»16 .

El recuerdo del joven amigo le da alas para superar la tremenda derrota que le infligieron los tiburones y regresar de buen ánimo a tierra. Al encontrarse con Manolín, «notó lo agradable que es tener alguien con quien hablar, en vez de hablar sólo consigo mismo y con el mar». Y le dijo: «Te he echado de menos»17.

Crear relaciones de comunicación entrañable con cuanto nos rodea en la vida y constituye nuestro «medio vital» es signo de alta calidad espiritual. Nuestro gran poeta Jorge Guillén supo convertir la vibración espiritual con el entorno en un «cántico» a la creación:

 

Jorge Guillén, 1893-1984

«Respiro.
Y el aire en mis pulmones
Ya es saber, ya es amor, ya es alegría,
Alegría entrañada
Que no se me revela
Sino como un apego
Jamás interrumpido
- De tan elemental-
A la gran sucesión de los instantes
En que voy respirando,
Abrazándome a un poco
De la aireada claridad enorme»
18

Nos enriquece sobremanera la experiencia de unirnos a todas las realidades que colaboran de alguna manera a nuestra realización personal. Pero es el encuentro con nuestros semejantes el que marca la cota más alta de este ascenso hacia la perfección de la vida humana.

12 Cf. O. cit., p. 157. Sobre el proceso de vértigo, véase mi obra Vértigo y éxtasis, PPC, Madrid 1992, 2ª ed.

13 Cf. El viejo y el mar, Editorial G. Kraft Limitada, Buenos Aires 1959, p. 94; The old man and the sea, Penguin Books, Harmondsworth (Inglaterra), 1952, p. 65.

14 Cf. El viejo y el mar, p. 95; The old man and the sea, p. 66.

15 Cf. El viejo y el mar, págs. 118-119; The old man and the sea, p. 82.

16 Cf. El viejo y el mar, p. 59; The old man and the sea, p. 40.

17 Cf. El viejo y el mar, p. 160; The old man and the sea, p 112. Un análisis pormenorizado de esta obra se halla en mi libro Cómo formarse en ética a través de la literatura, Rialp, Madrid 1997, 3ª ed., págs. 309-323.

18 Cf. Aire nuestro. Cántico, Barral Editores, Barcelona 1977, p. 13.

 


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