1.
Ante unas realidades cuyas formas vibraban al sol del mediodía
francés, Vincent van Gogh se sentía enardecido
y se lanzaba a pintar con un ardor febril que lo llevó
al borde de la locura.
*
Impresiona
observar en sus lienzos la emoción que le producía
el contacto vivo con cuanto albergaba valores plásticos
y luminosos. Al contemplar sus girasoles, sus almendros, sus
cipreses..., uno adquiere una sensibilidad nueva para acercarse
a la naturaleza y relacionarse activamente con las posibilidades
que ofrece a nuestra capacidad creativa.
*
Pero no sólo nos descubre este artista la riqueza inagotable
de la naturaleza inanimada. En su cuadro La iglesia de Auvers
se expresa una conmoción espiritual que supera años
luz la apariencia visible de un pequeño templo que se
tambalea en un cruce de caminos.
* ¿Cómo
se explica ese ardor creativo de Van Gogh? ¿En qué
nivel de la realidad situaba este genial artista las realidades
contempladas?
2.
El gran filósofo Martin Heidegger quiere precisar en
qué consiste la esencia de la obra de arte, y
para ello describe un cuadro de Van Gogh: Las botas
de campesina. A su entender, Van Gogh no se limita a reproducir
la figura de unas botas usadas; intenta hacer vibrar en esa
figura todo el «mundo» de la campesina, que es un
«ámbito de vida», un «nudo de relaciones»:
«En
la oscura oquedad del gastado interior de la bota queda plasmada
la fatiga de los pasos laboriosos. En la ruda pesadez de la
bota queda retenida la tenacidad de la lenta marcha por los
monótonos y dilatados surcos del campo por el que corre
un viento áspero. En el cuero está depositada
la humedad y saturación del suelo. Bajo las suelas se
desliza la soledad del sendero al caer la tarde. En la bota
vibra la llamada silenciosa de la tierra, su callado ofrendar
el grano que madura y su misteriosa inactividad en el árido
yermo del campo invernal. Este útil está transido
de la inquietud latente por la seguridad del pan, la callada
alegría por la superación renovada de la penuria,
la angustiada espera del parto y el temblor ante la amenaza
de la muerte. Este útil pertenece a la tierra y está
resguardado en el mundo de la campesina. Esta resguardada pertenencia
le confiere al útil su identidad y sustantividad».
«La obra de arte, como tal, pertenece únicamente
al ámbito que se abre por medio de ella. Pues la esencia
de la obra surge en tal apertura y sólo en ella»22.
Aplique este estilo de pensar relacional al análisis
de otras obras de arte23.
3.
El elemento en el que vive y se desarrolla el pez es el agua.
El elemento en el que se despliega la persona humana y llega
a madurez es el amor. El término «elemento»
¿tiene en ambas expresiones el mismo «sentido»?
Intente clarificar y precisar dicho sentido mediante la distinción
de «realidades objetivas» y «realidades ambitales».
4.
En la misma línea de la cuestión anterior, medite
este breve diálogo:
«-
¿Qué demonios estás haciendo?- le pregunté
al mono cuando le vi sacar un pez del agua y colocarlo en
la rama de un árbol.
-
Estoy salvándole de perecer ahogado -me respondió»24.
Confronte esta manera de «salvar» con la que resalta
en el diálogo siguiente:
«El
discípulo le preguntó al maestro 'progresista':
- ¿Qué
medio tengo para ser plenamente autónomo y libre en
la vida?
-
Dejar de ser heterónomo -contestó con autosuficiencia
el maestro-, prescindir de las normas morales y dogmas religiosos
que te han venido dados de fuera y montar tu vida desde
dentro, conforme a las apetencias de tu ser».
Esta autonomía ¿libera al hombre? ¿o le saca
más bien de su «elemento»?
5.
En las salas de juego de azar, unos jugadores ganan y otros
pierden, pero todos aparecen crispados y ansiosos. ¿Por
qué no desbordan de alegría los que se ven favorecidos
por la suerte?
Fedor Dostoyevski, autor que sintió en sí mismo
la opresión espiritual del vértigo, relata en
El jugador las distintas fases de este proceso destructivo.
Analicemos algunos textos:
Alexei es un hombre débil, fácil presa de los
diferentes vértigos, muy en concreto el del juego de
azar. Su falta de libertad la expone en estos términos:
«Dese
cuenta de que hablo de mi esclavitud no porque quiera ser
su esclavo: lo hago, simplemente, como de un hecho que no
depende de mí en absoluto»25.
Alexei llega a reducir su papel en la vida al de «jugador»,
y su única meta o ideal es ganar. Por ello se ve invadido
de tristeza:
«No
diré que yo me sintiese alegre... No, recuerdo que
entonces me sentía terriblemente triste, aunque riese
a carcajadas con aquella estúpida de Blanche26.
El vértigo del juego de azar lanza a Alexei al vértigo
de la bebida.
«Al
champaña empecé a recurrir con demasiada frecuencia,
porque me sentía muy triste y aburrido»27.
Una vez arrastrado por diversos vértigos, advierte lúcidamente
que se ha encaminado al abismo:
"Yo
mismo he sido la causa de mi perdición». «...
A mi modo de ver, soy algo mucho peor que un mendigo (...).
Si supieran hasta qué grado comprendo yo mismo la abyección
en que he caído..."28
Aduzca algún texto semejante tomado de otras obras literarias
o cinematográficas.
22
Cf. Der Ursprung des Kunstwerkes, en Holzwege,
V. Klostermann, Frankfurt 1957, 3ª ed., págs. 22-35.
La traducción es mía y figura en la obra La
experiencia estética y su poder formativo, Verbo
Divino, Estella 1991, págs. 50-53.
23
Pueden verse diversos ejemplos de tales análisis en mi
obra La experiencia estética y su poder formativo,
págs. 150-181.
24
Cf. A. de Mello: El canto del pájaro, Sal Terrae,
Santander 1987, 12ª ed., p. 21
25
Cf. O. cit., Alianza Editorial, Madrid 1980, p. 48.
26Cf.
O. cit., p. 164.
27Cf.
O. cit., p. 168.
28Cf.
O. cit., p. 179.
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