Programa de Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación
(P.N.T.I.C.)
 

Unidad 6ª: El lenguaje, vehículo del encuentro y la creatividad
8. Ideas para una síntesis

Una vez analizado el lenguaje a la luz de una teoría aquilatada de los «ámbitos», las «experiencias reversibles», el «encuentro», la «creatividad» y la «unidad» -como valor supremo o «ideal» de la vida humana-, estamos en disposición de comprender a fondo el carácter dialógico del ser humano.

Toda realidad que me ofrece posibilidades para actuar con sentido constituye para mí un «ámbito», sin dejar de presentar una vertiente «objetiva». Esas posibilidades encierran para mí un valor, y todo valor pide ser realizado. Ofrecer posibilidades significa, pues, una apelación, una invitación a asumir activamente tales posibilidades. Este tipo de recepción activa constituye el núcleo de la creatividad. Las realidades que nos apelan a participar en una tarea creativa ostentan un «carácter verbal»18.

Tener el sentido de la palabra significa vivir dialógicamente, mantenerse atento a la llamada de los valores -de las posibilidades que se nos ofrecen en orden a realizar nuestro verdadero ideal- y estar dispuestos a asumirlos activamente. La respuesta positiva a esa apelación nos hace «responsables», en el doble sentido de responder a los valores y responder de los frutos que produce tal decisión.

Vivir en diálogo implica:

  • ajustarnos a la condición de seres que deben realizarse en un entorno de ámbitos;
  • vivir de forma creativa, responsable, valiosa;
  • hallarnos siempre en camino hacia nuestro pleno desarrollo personal.

La vida dialógica, relacional, abierta constantemente a formas de encuentro más depuradas y valiosas, nos pone en verdad, nos otorga una plena identidad personal, nos abre a horizontes de insospechada novedad y riqueza. Por eso, aunque entraña los riesgos propios de la actividad creadora, la vida dialógica es fuente de paz y amparo espiritual.

Ser locuente es una característica ineludible de un ser que procede de una trama de relaciones y sólo puede existir fundando vínculos de todo orden. El lenguaje nos otorga el don excelso de poder movernos con cierta seguridad y precisión en un mundo de relaciones oscilantes, que, visto desde el plano de los objetos, parece un océano de ambigüedad y labilidad.

18 Desde la perspectiva teológica, R. Guardini extiende el carácter verbal a todas las realidades creadas: "Todas las cosas proceden de la palabra divina y tienen, por eso, ellas mismas carácter verbal. No son meras realidades. No son tampoco algo real que tiene sentido pero se halla en un espacio mudo. Son palabras del que habló con poder creador y van dirigidas al 'que tiene oídos para oir' " . "Todas las cosas son palabras de Dios dirigidas a la creatura que está determinada por esencia a vivir con Dios en una relación yo-tú" (Cf. Welt und Person, págs. 110, 113; Mundo y persona, págs. 205-208).


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