Los
análisis realizados en la Estética de la creatividad20
me permitieron ampliar el concepto de belleza y ponerlo
en íntima relación con el de juego y el
de encuentro. El nexo profundo de encuentro, juego y
belleza nos permite comprender que una obra literaria de calidad
no se mueve en un plano de mera ficción. Ahonda, más
bien, en los modos de realidad que permiten al hombre hacer
juego y desarrollar la personalidad.
La fuente de la belleza literaria no radica solamente en las
condiciones estilísticas del autor. Procede, sobre todo,
de la plasmación expresiva de los diversos mundos humanos,
de su articulación mutua, de los mundos nuevos que surgen
merced a la intercomunicación.
El análisis literario, si ha de ser auténtico
e integral, no ha de limitarse a modos de lectura dirigidos
en exclusiva a destacar los aspectos formales de las
obras. Debe poner al descubierto el tema profundo de
las mismas, el ámbito o ámbitos de vida que el
autor deseó plasmar. Los grandes literatos desean encarnar
en sus obras los aspectos lúdicos de la existencia
humana: armonías y conflictos, pasiones y luchas, deseos
y frustraciones, mundos que se instauran y entrelazan para potenciarse,
mundos que se desmoronan y colisionan entre sí. Este
tipo de realidades y acontecimientos sólo se conocen
por vía de experiencia comprometida, de juego creador.
La realización de este juego es la raíz de
la más honda belleza literaria.
Por esta profunda razón destaco más en mis análisis
los acontecimientos creadores que los aspectos estilísticos
y técnicos de los textos. El método «lúdico-ambital»
no pretende desplazar otros modos de interpretación ya
consagrados, sino a lo sumo complementarlos mediante
una mayor profundización en el sentido último
de las experiencias humanas más significativas. Como
veremos en más de una ocasión,
el tipo de
análisis que propongo nos permite dar razón profunda
del estilo de las diferentes obras.
A
la fecundidad estética del método se une
su poder de clarificar multitud de temas éticos y
-lo que es todavía más importante- de orientar
nuestra conducta de modo ajustado a nuestra realidad personal.
La literatura no da consejos; sugiere luminosas claves de
orientación de la vida, de las que se desprenden
certeras pautas de conducta. Para ello, el método
que propongo sobrevuela las diversas obras a fin de captar el
verdadero sentido de los diferentes avatares existenciales
que describen.
Los
autores más cualificados no intentan destruir
sino construir; hunden el bisturí del análisis
crítico en los aspectos más dolorosos de la vida,
pero lo hacen para poner de manifiesto los riesgos inherentes
a las conductas que no se ajustan a las exigencias de la vida
personal.
20
Rialp, Madrid 1998, 3ª ed.
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