1º
En la ópera de Mozart Don Giovanni, Don Gonzalo,
representante del ámbito de la vida ética,
le pide a Don Juan, representante de la actitud «estética»
-entendida aquí como «meramente sensorial»,
hedonista*-, que le dé la mano. Don
Juan lo hace, y sucumbe. ¿Qué significa aquí
el apretón de manos para que tenga tal poder aniquilador?
Sucede algo semejante en la obra de Tirso de Molina El burlador
de Sevilla y convidado de piedra:
«Don
Gonzalo Dame esa mano;
no
temas, la mano dame.
Don
Juan ¿Eso dices? ¿Yo, temor?
¡Que
me abraso! ¡No me abrases
con
tu fuego!» (vv. 2740-2743).
2º
Al despedirse Don Juan y Don Gonzalo, en la misma obra de Tirso,
tiene lugar este breve diálogo, ya citado:
«Don
Juan Aguarda; irete alumbrando.
Don
Gonzalo No alumbres, que en gracia
estoy»
(vv. 2456-2458).
¿En
qué nivel de la realidad se mueven ambos personajes?
3º
El principito, en el conocido relato de A. de Saint-Exupéry,
rompe a llorar al ver que el piloto no parece tomar en serio
sus preguntas acerca del sentido de las espinas de las flores
y al descubrir en el campo miles de flores semejantes a la suya.
¿Qué significa en rigor el llanto?
4º
Estragón, uno de los cuatro protagonistas de Esperando
a Godot, de S. Beckett, se muestra constantemente olvidadizo.
«Yo
soy así -confiesa-. O me olvido en el acto o no me
olvido nunca»21.
¿Es
Estragón un desmemoriado, o tiene alguna razón
para negarse a recordar?
Un
día, Vladimir le pregunta si reconoce cierto lugar,
donde alguien le había golpeado, y Estragón se
enfurece súbitamente, al tiempo que le dice:
«¡Reconoces!».
«¿Qué hay que reconocer? ¡He arrastrado
mi perra vida por el fango y quieres que distinga sus matices!
¡Mira esta basura! ¡Nunca he salido de ella!»22.
¿Cómo
se explica este enfado repentino? ¿Es un mero arrebato
de ira o responde a una razón profunda? Para descubrir
esa razón, profundice en lo que significa la memoria.
5º
En la película de Carl Theodor Dreyer, Dies irae,
un joven y una joven, vinculados por un amor imposible, se acercan
a un lago y saltan a un pequeño bote. «¿A dónde
vamos a ir?», pregunta el joven. Su amada responde, resignada:
«A donde nos lleve la corriente». En ese plácido
lago no había corrientes de agua que pudieran arrastrar
una barca con dos personas dispuestas a remar. Obviamente, el
sentido de esa respuesta va más allá de
su significado cotidiano. ¿Cuál es exactamente
ese sentido?
21
Cf. Esperando a Godot, Barral Editores, Barcelona 1970,
p. 65; En attendant Godot, Editions du Minuit, París,
1973, p. 85.
22
Cf. Esperando a Godot, p. 66; En attendant Godot,
págs. 85-86.
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