Programa de Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación
(P.N.T.I.C.)
 

Unidad 11ª: Análisis de "EL PRINCIPITO", de Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944) (3ª Parte)

9. Tercera etapa del encuentro: El esclarecimiento de lo que son las relaciones humanas

En ese momento, aparece un zorro correteando entre las flores. El principito admira su belleza y desea que le ayude a entretenerse para superar la tristeza que le embargaba. «Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-. ¡Estoy tan triste!» (80,78). El zorro -que en esta narración encarna el espíritu de sabiduría y no el de astucia- rechazó su invitación, con ánimo de revelarle el secreto de la verdadera amistad.

«No puedo jugar contigo -dijo el zorro-. No estoy domesticado» (81,78).

 

Zorro, de Franz Marc, 1880-1916
Gentileza del Museo Von der Heydt de Wuppertal (Alemania)

El zorro advirtió que el principito lo reducía a mero medio para resolver un problema: superar su situación deprimida. Y quiere comenzar su trato con él indicando que la relación entre las personas debe partir de una actitud de respeto, a la que se opone todo tipo de reduccionismo. El juego no se reduce a mero pasatiempo y diversión. Un compañero de juego es más que un recurso para olvidar las penas. Lo que procede, por tanto, en principio es crear amistad, actividad correlativa a la de domesticar en el reino animal. El principito -preocupado justamente por este tipo de actividades- pregunta inmediatamente -y con su insistencia característica- qué significa domesticar. «Es una cosa demasiado olvidada -dijo el zorro-. Significa ´crear lazos´ « (82, 80)3.

Al entender la amistad como un fruto de la creatividad, el zorro abre la posibilidad de entender cómo una realidad puede ser única para nosotros en el mundo aunque existan mil realidades semejantes a ella e incluso mejor dotadas. Al crear un «campo de juego» común, un ámbito de encuentro riguroso, cada uno de nosotros desarrollamos nuestro modo de ser, nos configuramos de una manera peculiar, y de esa forma nos convertimos en algo incanjeable, irrepetible, único.

«Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...» (82, 80).

El principito pensó enseguida en su flor. Todo cuanto vaya descubriendo sobre la amistad lo verá sobre el telón de fondo de su relación con la flor, a la que abandonó temporalmente para aprender la forma óptima de unirse a ella de modo más perfecto.

Para facilitarle ese aprendizaje, el zorro describe los frutos del encuentro:

  • Se supera el aburrimiento, fenómeno depresivo que procede de la falta de creatividad.
  • La vida gana sentido y se hace, por tanto, luminosa.
  • La otra persona adquiere un carácter confiado, acogedor, agradable, y gana una condición simbólica (83, 83).

    «Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves allá los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo...» (83, 83).
Tras esta bellísima lección de vida, el zorro ruega al principito que lo «domestique», es decir, que se haga amigo suyo. Y el principito comete un nuevo error: querer «encontrar amigos y conocer muchas cosas» sin dedicar a ello el tiempo debido. El zorro exhibe su sabiduría al indicarle que el conocimiento de las realidades «ambitales» sólo se da por vía de trato personal, y éste acontece con un tempo lento, como todos los procesos de maduración:
«Sólo se conocen las cosas que se domestican»4. «Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero, como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame!» (83,83).

Para ello es necesario proceder con paciencia -entendida como ajuste a los ritmos naturales, no como mero aguante- y guardar silencio -visto como campo de resonancia de la palabra creadora de vínculos-.
Una vez creado el encuentro, el tiempo se cualifica, adquiere un carácter festivo y da lugar a los ritos, aquello «que hace que un día sea diferente de los otros días: una hora, de las otras horas». «Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito -agrega el zorro-. El jueves bailan con las muchachas del pueblo. El jueves es, pues, un día maravilloso» (84-86, 84-86). Estas sabias palabras del zorro descubren un modo nuevo de ver la vida. Los seres que uno ha «ambitalizado» adquieren un valor singular; se vuelven «únicos en el mundo». El zorro invita al principito a verlo todo a esta luz:

 

«Ve y mira nuevamente a las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás para decirme adiós y te regalaré un secreto». «Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos». «El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante» (86, 86)5.

El principito se dirige a las rosas y les dice:

«Sois bellas, pero estáis vacías (...). No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado, (...) puesto que ella es mi rosa» (87,87).
El principito ya no se siente como un «transeúnte común». Ha ascendido ya a un nivel de conocimiento superior, en el cual se descubre que lo que dignifica a los seres es el estar «ambitalizados»: participar en un ámbito de encuentro y sentirse responsables de él. Se es responsable de alguien cuando previamente se ha respondido a su apelación. Yo me hago responsable de lo que domestico por cuanto la realidad plena de este ser queda pendiente de mi actitud colaboradora. Colaborar con una realidad es responder a sus apelaciones sucesivas. Ser responsable de alguien con quien se estableció una relación de trato mutuo implica la obligación de desarrollar la personalidad de éste mediante una actitud de prontitud para responder, o «responsabilidad». Persona responsable es la que se mantiene abierta a toda apelación digna de respuesta por su parte.
«Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...» (87-88, 87-88).

Vivir de esta manera responsable exige arraigo, fidelidad, atención a lo verdaderamente valioso (88-89, 88-89).

«Sólo los niños saben lo que buscan -dijo el principito-. Pierden tiempo por una muñeca de trapo y la muñeca se transforma en algo muy importante, y, si se les quita la muñeca, lloran...». «Tienen suerte -dijo el guardaagujas» (89, 89).

Tiene suerte el que sabe convertir los objetos en ámbitos, asumiéndolos en un proyecto cargado de sentido. Si el niño llora no es porque pierde un simple objeto sino porque deja de estar en relación con un ámbito.

 

3 Esta tarea activa de crear lazos implica una actitud de compromiso ("engagement") por ambas partes.

4 "Yo no estoy ligado sino a aquél a quien doy algo. No comprendo sino a aquél con quien me uno. No existo sino en cuanto me abrevan las fuentes de mis raíces" (Cf. Pilote de guerre, p. 174; Piloto de guerra, p. 166).

5 Sobre la vinculación de conocimiento, compromiso y amor -uno de los temas nucleares del pensamiento actual- se hallan precisiones certeras en las obras de M. Scheler, F. Ebner, R. Guardini, H. Urs von Balthasar, G. Marcel, K. Jaspers, E. Levinas... Cf. mis obras Cinco grandes tareas de la filosofía actual, Gredos, Madrid, 1977; El poder del diálogo y del encuentro, BAC, Madrid, 1997.

Internet


Internet
Netscape Communicator - Resolución 800x600 - Fuentes grandes

Última modificación: