Programa de Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación
(P.N.T.I.C.)
 

Unidad 13ª: Análisis de "LA METAMORFOSIS" de Franz Kafka (1883-1924) (1)

5. Valoración general

La transformación de Gregorio en insecto no es realista sino simbólica, pero no por ello es menos real en el plano del juego y de los ámbitos. Kafka quiere poner ante los ojos del lector de modo plástico, impresionantemente visible, una situación que a muchas personas pasa inadvertida: la reducción de un ser humano a medio para un fin, mera máquina de ganar el dinero necesario para salvar una situación apurada. El relato nos transmite vivamente en todo su horror, a través de su encarnación en una imagen, una situación humana que se da realmente con frecuencia, pero apenas se advierte cuando se vive de modo objetivista, atenido más bien a las apariencias externas.

Al leer la obra, aparece con toda su crudeza lo que sucede veladamente en la vida humana. Ésta es la espléndida posibilidad de las imágenes: hacer entrar por los ojos los acontecimientos "inobjetivos" que se evaden a la mirada de las gentes poco avezadas a la contemplación de los sucesos creadores. Gregorio Samsa, el sumiso y pasivo corredor de comercio, se veía ya a sí mismo como un infrahombre, un ser poco cualificado, un vil insecto. Esta autodescalificación era un suceso real, real en cuanto al juego que quería haber hecho en su vida cotidiana. Por eso necesita ser expresado a través de una imagen, que -a diferencia de la mera figura- presenta dos vertientes: la sensible y la suprasensible, la objetivista y la lúdica.

En las décadas posteriores a la primera guerra mundial muchos europeos sintieron una difusa añoranza por el mundo infracreador, que era visto a menudo como una tierra de promisión. En La metamorfosis, tal descenso significa más bien la destrucción total de las posibilidades de realización humana.

Todos los pormenores que destaca la obra son de carácter lúdico-ambital. Gregorio fue siempre un hombre encerrado: encerrado en la tupida red de un puesto de trabajo sórdido y atenazante; recluido voluntariamente en un hogar constituido por personas mayores, fracasadas y enfermas (79, 86) y una niña un tanto comodona cuya actividad creativa se polarizaba exclusivamente en torno a la música (55, 76). Precisamente, en esta dirección se orienta la única iniciativa que tuvo Gregorio respecto al futuro: pagarle a su hermana los estudios del Conservatorio. Es sintomático que Gregorio, en su extrema postración, sólo parece elevar un tanto su ánimo al oír a su hermana tocar el violín, y ello no tanto por lo que tal actividad pudiera implicar de creatividad musical -para la que Gregorio carecía de sensibilidad-, cuanto por la posibilidad de ayuda que la condición artística de su hermana le abría a él en el futuro. De ahí su deseo de llevarla a su habitación y establecer con ella una relación estable de encuentro.

«Le parecía como si se abriese ante él el camino que había de conducirle hasta un alimento desconocido y ardientemente añorado. Estaba decidido a llegar hasta la hermana, tirarle de la falda y sugerirle así que viniese a su cuarto con el violín, porque nadie premiaba aquí su interpretación cual él quería hacerlo. No la dejaría salir de su cuarto, al menos en cuanto él viviese» (93, 92).

Al verse reducido a insecto es decir, al sentirse falto de posibilidades creadoras, Gregorio confía en que, uniendo su fuerza de voluntad a los ánimos que le infundan sus familiares, podrá salir adelante.

«... Todos, incluso el padre y la madre, debían haberle gritado: ¡Ánimo, Gregorio! (...). Siempre adelante. ¡Duro con la cerradura!» (30, 65)

Pero sus familiares, tras el primer momento de desconcierto, optan por esconderlo, resignados a su suerte adversa; dan la situación por irreversible y retiran de la habitación los muebles para que Gregorio pueda moverse con más facilidad dentro de las posibilidades que le abre su condición actual; es decir, lo «desambitalizan» como hombre, a pesar de que su madre intuye con finura que, al dejar la habitación convertida en un desierto, vienen a indicar que renuncian a toda esperanza de mejoría por parte de Gregorio y lo abandonan a su suerte (62-63, 80).

De aquí arranca el tragicismo de toda la obra. Gregorio Samsa sigue pensando y sintiendo como hombre (47ss, 73ss), capta con lucidez cuanto dicen y hacen los demás, pero no logra darse a entender (49,73), posee una interioridad de ser humano y una apariencia de insecto, no de animal temible -poderoso león, taimada serpiente...-, sino de bicho repugnante e indefenso. Al quedar privado de su entorno confiado de hombre, Gregorio se siente incomunicado, extraño en el mundo, y olvida paulatinamente su pasada condición humana (63, 80). Debido a algo que se halla fuera de su control -la figura que ofrece a los demás-, Gregorio se ve forzado a alterar radicalmente su sistema de juego, de relación activa con el entorno, y hace con ello del todo imposible una relación de encuentro con sus familiares (71, 83). Se convierte en objeto, objeto de preocupación (24, 62) o de simple curiosidad (85, 89), tema de conversación (49, 74), motivo de diversión (94, 92), insecto repulsivo e inquietante (68, 82), trasto inútil (110, 99), estorbo para la existencia (97, 94). Sólo le queda la esperanza de su hermana, la única persona con futuro que hay en la casa 4.

El padre, tras el fracaso económico, había echado el peso del sostenimiento de la casa sobre los hombros de Gregorio, y éste, después de su metamorfosis, pudo enterarse de que le había ocultado que la situación económica de la familia no era tan mala como se decía y las deudas pudieran haberse saldado antes. Por otra parte, ni el padre ni la madre veían con buenos ojos el único proyecto de carácter creativo que había osado abrigar Gregorio: sufragar a su hermana los gastos del Conservatorio. De sus padres, viejos, fatigados y nada emprendedores, no podía esperar Gregorio posibilidad alguna de vida creativa. Al comprobar que también la hermana ha roto definitivamente su ámbito de fraternidad con él, entra en un estado de asfixia lúdica y pierde del todo su condición humana, desapareciendo con ello de la obra.

Esta segunda parte de la metamorfosis, la espiritual, la que afecta a la condición personal de Gregorio, es la más dolorosa, la definitiva, la estación término de una vida envilecida progresivamente por la sordidez de las circunstancias.

El carácter abrumadoramente trágico de este relato radica en la vinculación en una misma persona de una extrema degradación y de la lucidez suficiente para hacerse cargo de la misma. Si sólo existe una gran desgracia, no hay tragicismo. Este surge cuando alguien muy afectado por ella se hace cargo de la situación. Situaciones trágicas provocadas por una falta absoluta de posibilidades de libre juego creador se dan realmente en numerosas ocasiones. Pese a su apariencia fantástica, La metamorfosis no es un mero relato de ficción, sino la plasmación literaria de una red de ámbitos que el hombre necesita para desarrollarse como tal y que un destino adverso va anulando paulatinamente. Esta anulación implica el derrumbamiento de la personalidad humana. Derrumbamiento se dice en griego «katastrophé», y ésta, la catástrofe, marca la culminación de la tragedia.

 

6. Cuestiones para autoevaluación
  1. ¿Qué papel juegan en la «metamorfosis» de Gregorio Samsa la familia a la que pertenece y la empresa en la que trabaja?

  2. ¿Qué sentido entraña el hecho de que el protagonista tenga apariencia de insecto pero siga pensando, queriendo y sintiendo como una persona? ¿Se trata de una transformación corpórea o espiritual?

  3. ¿Qué es más doloroso para el protagonista ya metamorfoseado: que la hermana le llame por su nombre propio, Gregorio, o que le diga a sus padres que no es una persona, sino un bicho?

  4. ¿Se trata de un relato trágico o sólo dramático? Es trágico para el hombre un proceso destructor cuando está impulsado por fuerzas que superan su capacidad de reacción y de resistencia. Se considera dramático si el conflicto inicial ha sido desencadenado por el hombre y puede ser solucionado por él mismo.

  5. ¿Estamos ante una obra realista o meramente simbólica? ¿Puede ser simbólica y realista a la vez? ¿En qué sentido?

 

4 Nótese que en toda la obra sólo dos personas aparecen dotadas de nombre propio: el protagonista, Gregorio, y su hermana, Grete.


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