Programa de Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación
(P.N.T.I.C.)
 

Unidad 9ª: Análisis de "EL PRINCIPITO", de Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944)

 

«He aquí (...) un gran misterio del hombre. Pierden lo esencial e ignoran lo que han perdido.» (Saint-Exupéry: Citadelle, p.59)

 

Análisis pormenorizado de diversas obras literarias

Propósito y método de estos análisis

Análisis de "EL PRINCIPITO"

  1. Argumento
  2. Tema

  3. Contextualización
  4. Cuestiones para autoevaluación

Propósito y método de estos análisis

En este módulo quiero mostrar de modo un tanto pormenorizado la fecundidad que encierra el método «lúdico-ambital» para analizar obras literarias cargadas de contenido humanístico y sumamente útiles en el aspecto pedagógico.

Este análisis no tiende sólo a hacerse cargo de lo que dice cada obra; quiere volver a crearla desde su génesis, como si el intérprete fuera el autor, al modo como sucede con la interpretación musical, teatral y coreográfica. Los cursillistas, por tanto, deben ir asumiendo activamente los análisis que se vayan realizando, haciéndolos propios o sustituyéndolos por otros más adecuados y fecundos. Para poder hacerlo, han de leer las obras previamente. De propósito he escogido obras breves con el fin de facilitar esta tarea.

Un análisis es fecundo y, en la misma medida, adecuado y justo cuando muestra la riqueza interna de la obra y lo hace de modo coherente. Todo autor de calidad escribe en cada momento no lo que le dicta su arbitrio sino lo que viene exigido por la lógica interna del relato. Captar esa lógica o trabazón interior del texto es indispensable para descubrir el sentido de cada pormenor. Si, al estudiar una obra, soy capaz de mostrar el sentido profundo y la vinculación mutua de buena parte de los acontecimientos que describe, puedo considerar mi análisis como logrado. En cuanto otro tipo de análisis ponga al descubierto en la obra más riqueza de sentido y más coherencia interna, ha de ser considerado como más fecundo y adecuado que el mío.

Para proceder con el debido orden y tratar los diversos aspectos que implica el tipo de análisis que vamos a aplicar, articularemos éste en cinco fases:

  1. Exposición condensada del argumento, para tener un recuerdo vivo del mismo.

  2. Determinación del tema nuclear de la obra, más allá de la trama argumental.

  3. Contextualización de la obra. El sentido de un texto se alumbra en el contexto, en el entorno en el que juega su papel expresivo. El juego es fuente de luz1. Antes de abordar el estudio directo de una obra es necesario encuadrarla en la producción del autor, y situar ésta en el movimiento cultural de la época. Para ello hay que recordar los datos biográficos del autor que son indispensables para conocer la motivación profunda que le movió a plantearse el tema básico de la obra y realizar el esfuerzo de escribirla.

  4. Análisis pormenorizado de las experiencias decisivas de la obra, las que crean ámbitos o los destruyen, y deciden así el curso de los acontecimientos y su sentido profundo. Las experiencias más relevantes son aquellas de las que dependen muchas otras porque irradian un gran influjo a su alrededor. Al principio, resulta difícil determinar cuáles son las experiencias nucleares de una obra, pero pronto adquiere uno la capacidad de descubrir los momentos en los que se decide el destino de los personajes y la orientación que va a seguir la historia contada.

  5. Valoración general de la obra. Se sobrevuelan los análisis realizados y se indica cómo surge la belleza en la obra, de qué modo el contenido determina la forma o el estilo, cuál es el tema básico que inspira la composición, y otras cuestiones semejantes. Dicho tema se descubre a lo largo del análisis realizado en la fase 4ª y se explicita en esta fase 5ª. Para facilitar ambas tareas, ofrezco un anticipo del tema en la fase 2ª.

 

1. Argumento

El protagonista, piloto de aviación, confiesa estar decepcionado de las personas mayores, por su falta de imaginación. Cuando se halla reparando el motor de su avión en pleno desierto, advierte la presencia de un pequeño de noble porte que muestra interés en que le dibuje un cordero y le hace diversas preguntas sobre temas al parecer anodinos. El piloto, acosado por la necesidad urgente de resolver el problema mecánico del avión, responde con cierta acritud. El pequeño, disgustado, rompe a llorar, y el piloto adopta frente a él una actitud acogedora. Confiado, el niño le cuenta que viene de un asteroide muy pequeño y que visitó diversos planetas en busca de amigos a fin de mitigar la decepción que le había producido la vanidosa flor de su asteroide, pero todos ellos -con la excepción tal vez de un farolero- carecían de la creatividad necesaria para fundar una auténtica relación de encuentro.

Ansioso de hallar amigos en la tierra, el pequeño sube a una montaña y comienza a llamar a los hombres. Sólo le responde el eco. La desilusión que esto le produce se acrecienta al descubrir una multitud de flores semejantes a la suya. En esta situación límite de desamparo, un zorro -como representante aquí de la sabiduría- le revela el secreto del valor de los seres, de la amistad y del verdadero conocimiento. Esta lección le permite reconocer los errores cometidos anteriormente y disponerse para la realización perfecta del encuentro con el piloto. Ambos, piloto y principito, uniendo su esfuerzo con riesgo de la vida, encuentran agua en el desierto, un tipo de agua especial que es «buena para el corazón como un regalo».

Próximo a su partida, el pequeño recomienda al piloto que vuelva al trabajo mecánico de reparación del motor, con el fin de retornar a los suyos, como él volverá a su casa, junto a su flor, de la que se siente responsable por haberla "domesticado". Con sensibilidad de amigo, prepara al piloto para que soporte la prueba de fuego de la ausencia. El morirá, pero como vivirá en su lejano asteroide, todas las estrellas mostrarán al piloto un rostro expresivo nuevo. «Parecerá que me he muerto, y no será verdad.» Muerto el niño mediante el concurso de una serpiente, el piloto contempla la inmensidad adusta del desierto y la ve como «el más bello y más triste paisaje del mundo», pues ahí fue «donde el principito apareció en la Tierra, y luego desapareció»2.

 

1 Véase el amplio estudio del juego, visto como actividad creadora, que realizo en mi Estética de la creatividad, Rialp, Madrid 1998, págs 33-183.

2 Cf. Vol de nuit, Gallimard, Paris 1964, p. 184.

 


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