III

Se hace camino al andar
El perro mapache
Visto y no visto

Se hace camino al andar

Desde su foco de origen africano los humanos han recorrido a pie largas distancias en diferentes épocas. Además, en el caso de Europa y de Asia se piensa que el poblamiento humano se produjo al menos dos veces, la primera hace mucho tiempo, la segunda en un pasado más reciente, cuando los humanos modernos (de nuestra misma especie) se extendieron, otra vez desde África, por todas partes, reemplazando a los descendientes de los primeros emigrantes (y yendo todavía más lejos, hasta Australia y las Américas; sólo la Antártida quedó sin colonizar).

Es curioso que los fósiles más antiguos de Europa y Asia se hayan encontrado en sus dos respectivos confines: la Península Ibérica, el finis terrae occidental, y China y Java en el extremo oriente ¿Cuánto tiempo tardarían los humanos en llegar desde África hasta los dos extremos opuestos de Eurasia? ¿Muchos cientos de miles de años o tan sólo unos pocos milenios? A las puertas de Europa, al sur del Caúcaso, en Georgia, se ha descubierto una mandíbula humana que tiene una edad próxima al millón y medio de años (en el yacimiento de Dmanisi, Georgia). Los primeros fósiles europeos, los de la Gran Dolina en la Sierra de Atapuerca, son mucho más recientes: su antigüedad no llega al millón de años. ¿Cuándo pasaron los humanos la barrera del Caúcaso y cuánto tiempo les llevó plantarse en Burgos? Tal vez más de medio millón de años en una lenta expansión, empujando los límites del territorio humano cada vez más hacia poniente.

Sin embargo, los primeros europeos podrían ser en realidad más antiguos de 800.000 años y aproximarse mucho más a la fecha del fósil georgiano. Hay un cráneo procedente de Ceprano, cerca de Roma, cuya antigüedad se desconoce, pero que podría ser tan viejo como los de la Gran Dolina o incluso anterior. En otro yacimiento de la Sierra de Atapuerca, conocido como la Sima del Elefante, hay niveles de hace más de un millón de años que tal vez deparen evidencias de presencia humana en un futuro. En tanto éstas llegan, podemos preguntarnos cuál es la velocidad de expansión de otras especies de mamíferos que conozcamos mejor. Y las que mejor se conocen son las que están vivas.

El perro mapache

En los últimos siglos, la introducción de especies foráneas por la mano del hombre, aunque muy desafortunada siempre, ha resultado un experimento de Biogeografía a gran escala, que por otro lado tiene predecentes muy antiguos: los aborígenes australianos introdujeron hace miles de años el perro, que se volvió salvaje y se convirtió en el dingo, la única especie de mamífero placentado (aparte del hombre y de los murciélagos) que encontraron los europeos cuando pusieron pie en Australia. Podemos intentar sacar algo bueno, en forma de conocimiento científico, de tan catastrófica práctica. Todos sabemos que los conejos no han necesitado mucho tiempo para extenderse por toda Australia, una isla realmente grande, de tamaño continental. Pero Jan van der Made, un paleontólogo del equipo de Atapuerca, me ha llamado la atención sobre un caso muy llamativo, el del perro mapache (Nyctereutes procyonoides). Se trata de un cánido muy especial, que no tiene nada que ver con el mapache americano salvo en el parecido que le da su antifaz negro. Aunque vivió hace mucho tiempo en Europa, se extinguió luego, y modernamente sólo existía en Asia oriental.

Sin embargo, en los años veinte los perros mapaches se intrudujeron por el valor de su pelaje en Rusia occidental y se adaptaron tan perfectamente al medio que se reprodujeron sin problemas en su nueva patria; algo parecido está sucediendo ahora en los ríos de la Sierra de Guadarrama con el visón americano, un animal criado en granjas peleteras que también se ha asilvestrado y compite con la nutria, a la que incluso está desplazando en los últimos años. El perro mapache avanza hacia Europa occidental a una velocidad estimada de 13 km por año, habiendo llegado ya hasta Holanda y Bélgica. En términos geológicos diríamos que la expansión del perro mapache por Europa (o, mejor, su recuperación del continente) se ha producido de forma instantánea, en un tiempo tan breve que el registro de la Tierra no lo podría apreciar. De todos modos se puede objetar que los perros mapaches se reproducen todos los años y desde el segundo de vida, mientras que en nuestra especie sólo hay cuatro generaciones por siglo. Eso nos lleva de nuevo al registro fósil, y esta vez tenemos buenas noticias: hay dos casos de expansión geográfica por parte de una especie humana, la nuestra, que conocemos con cierta precisión cronológica. En un caso se trata de la emigración a un continente «vacío», es decir, sin otra especie humana dentro; en el otro se produjo la expansión en un continente «lleno»: había seres humanos de otra especie viviendo en él.

Visto y no visto

Empecemos por el último caso, que no es otro que la expansión del hombre de Cro-Magnon por Europa, la patria de los neandertales. Las primeras fechas seguras de la presencia humana moderna en Europa proceden, curiosamente otra vez, de yacimientos españoles: El Castillo, en Cantabria, y L'Arbreda en Gerona; ambas rondan los 40.000 años. No es probable que los humanos modernos se asomaran mucho antes por el este de Europa, como máximo hace 45.000 años. Hay que matizar, no obstante, que las dataciones mencionadas del Castillo y de L'Arbreda no corresponden a fósiles humanos directamente, sino a niveles auriñacienses, un industria que encontramos siempre asociada a humanos modernos (los más antiguos fósiles proceden de yacimientos centroeuropeos de hace unos 32.000 años). La colonización del continente europeo por el hombre de Cro-Magnon parece pues cosa de unos pocos miles de años, tal vez 5.000 años o menos (en realidad, no hay fechas más antiguas que las del Castillo y L'Arbreda para el auriñaciense, salvo unas muy problemáticas de Bulgaria). Otra cosa diferente es la extinción de

los neandertales, pues en yacimientos de la Península Ibérica se han fechado niveles mesterienses, una industria que siempre aparece asociada a los neandertales en Europa, al filo de los 30.000 años, es decir, mucho tiempo después de la llegada de los hombres de Cro-Magnon a Europa y, posiblemente, a la Península.

En el caso del poblamiento de América no había otros humanos con los que entrar en competencia. Las fechas más antiguas en yacimientos arqueológicos aparecen alrededor de los 11.000-12.000 años, pero por todas partes casi a la vez, en las dos Américas. Recientemente se ha publicado una fecha de unos 12.500 años, pero no está en Alaska o Canadá, sino en Monte Verde (Chile). Todo hace pensar que las colonizaciones humanas de continentes enteros se han producido a velocidades vertiginosas (a escala geológica), en auténticos flashes. A mi no me sorprende. A finales de la última glaciación, hace 10.000 años, gran parte de Europa estaba desarbolada por efecto del frío, y pocos miles de años después, con la llegada de la bonanza climática, los bosques la habían recolonizado por completo. ¡Y los árboles no tienen piernas!

© Copyright Juan Luis Arsuaga