Ante
la evidencia de que los varones homosexuales tienen más
parientes masculinos también homosexuales en la rama
materna de la familia, Hamer y colaboradores (1993) se plantearon
hacer un análisis de ligamiento del cromosoma X en
varones homosexuales (ver también LeVay y Hamer, 1994).
Si el cromosoma X contiene un gen que aumenta la probabilidad
de que un varón (XY) sea homosexual, entonces los varones
homosexuales que estuvieran genéticamente relacionados
deberían compartir marcadores en el cromosoma X que
estuvieran localizados en una posición próxima
a dicho gen. Por el contrario, si tal gen no existiera, no
se podría encontrar correlación alguna estadísticamente
significativa entre la orientación sexual de la homosexualidad
y los marcadores del cromosoma X.
Hamer
y colaboradores utilizaron 22 marcadores moleculares del cromosoma
X (consistentes en secuencias cortas repetidas en tandem un
número variable de veces) y los estudiaron en 40 pares
de hermanos ambos homosexuales y pertenecientes a familias
que no mostraban indicios de transmisión no materna.
Ellos demostraron que había cinco marcadores pertenecientes
a la región Xq28 (región subtelomérica
del brazo largo del cromosoma X) que en 33 de los 40 pares
de hermanos analizados segregaban conjuntamente con la orientación
homosexual, mientras que los 17 marcadores restantes mostraban
total falta de ligamiento con el comportamiento homosexual.
El análisis genético realizado indicaba un nivel
de significación estadístico de más del
99% de que al menos un tipo de comportamiento homosexual masculino
está genéticamente influido. Por otro lado,
la presencia de 7 pares de hermanos homosexuales en los que
no se daba el ligamiento entre los marcadores de la región
Xq28 y la orientación sexual podría explicarse
por la homocigosidad de las madres respectivas, por la posible
recombinación entre el marcador y el locus del gen
responsable del comportamiento homosexual, por la heterogeneidad
genética o por causas no genéticas que producen
variación en la orientación sexual. De cualquier
manera, la probabilidad de que se diera por azar ligamiento
en 33 pares de hermanos homosexuales y no se diera en 7 pares
es de 1 cada 200; sin embargo, en un grupo control de 314
parejas heterosexuales los marcadores Xq28 se distribuían
al azar.
¿Qué
interpretación se puede dar a los resultados obtenidos?
Hay que resaltar la prudencia con que Hamer interpreta sus
propios datos (Hamer y col., 1993; LeVay y Hamer, 1994):
-
En
primer lugar, plantea la repetibilidad del experimento
para ratificar posibles conclusiones;
-
En
segundo lugar, la región Xq28 está constituida
por unos cuatro millones de pares de bases; es decir,
podría contener varios cientos de genes. Por ello
insiste en que todavía no puede decirse -como difundían
los medios de comunicación- que ya se haya aislado
el "gen gay";
-
De
los datos experimentales no se puede deducir aún
la importancia cuantitativa de la información genética
contenida en la región Xq28 en la manifestación
de la orientación sexual de los varones. Queda,
asimismo, por clarificar por qué había 7
parejas de hermanos en los que no se demostraba el ligamiento
entre su homosexualidad y los marcadores de la región
Xq28, ya sea por haber recibido genes distintos o por
estar condicionados por factores no genéticos fisiológicos
o socioculturales;
-
Para
el conjunto de los varones homosexuales, la mayoría
de los cuales no tienen hermanos homosexuales, la influencia
de la información contenida en Xq28 es mucho menos
evidente;
-
En
cualquier caso, el papel de los genes en la orientación
sexual puede ser más de predisponer que de determinar.
Respecto
a cómo puede influir en la orientación sexual
la región Xq28, el grupo de Hamer (Macke y col., 1993)
demostró experimentalmente que no se trataba de un
gen que codificara para el receptor de andrógenos,
esencial para la masculinización del cerebro. Otra
posibilidad sería que, de alguna manera, el supuesto
gen de la región Xq28 influyera en el desarrollo de
aquellas estructuras neuroanatómicas del cerebro que
muestran dimorfismo sexual, como es el caso del tercer núcleo
intersticial del hipotálamo anterior (INAH-3), que
se ha descrito en un apartado anterior.
En
Noviembre de 1995, el grupo de Hamer (Hu y col., 1995) publicó
el resultado de otra investigación realizada con el
triple objetivo de ratificar la hipótesis del ligamiento
entre la región Xq28 y la homosexualidad masculina,
analizar la segregación de la región Xq28 en
los hermanos heterosexuales de varones homosexuales y, por
último, determinar si la región Xq28 está
correlacionada con la orientación sexual de las mujeres.
Para ello estudiaron 33 familias en las que había dos
hermanos homosexuales y 36 familias con dos hermanas lesbianas.
Los resultados obtenidos demostraron el ligamiento entre los
marcadores Xq28 y la orientación sexual en las familias
de varones homosexuales, pero no en las familias de mujeres
homosexuales; es decir, la región Xq28 contiene una
información genética que influye en la variación
individual en la orientación sexual de los varones,
pero no de las mujeres.
Es
importante señalar aquí, que en 1999 se realizó
una investigación similar a la de Hamer en la que no
se encontró el ligamiento de los marcadores de la región
Xq28 y el comportamiento homosexual.