En un pueblo estaban celebrando la fiesta en honor de su patrón; ya estaban tocando misa, cuando llegó un tendero con su asno cargado, este señor pensó: "Ahora se irán todos a la iglesia y que hago yo". Esto que pensaba lo comentó con una señora que estaba en la puerta de su casa, a lo que ella le contestó: "Lo tiene usted muy claro, si acepta mi proposición, meta el burro en mi cuadra y puede venir a misa". El aceptó y llevó su burro a la cuadra y ella le dijo: "Ate el burro a ese pesebre -y añadió- mire ese tronco, es lo que sobro de hacer el Santo de nuestro pueblo". El lo ató y se marcharon a la iglesia.
Una vez terminada la misa, se pusieron a echarle vivas al Santo y algún que otro cuarteto.
Este buen señor también quiso colaborar en ello, y con la mejor intención dijo este cuarteto:
Glorioso Patrón del pueblo,
que santo tan especial,
del pesebre de mi burro,
eres hermano carnal.
Al oirlo las autoridades y el pueblo se pusieron en contra de el y lo llevaron a juicio y le sacaron bastante dinero.
Pero cuando este señor salió del juicio les dijo otro cuarteto, que es
el siguiente:
Con vuestro Santo Patrón
no se han sabido
portar,
al dejarle sin dinero
al que dice la verdad.